Con vergüenza y felicidad
6 de mayo
Lloré por una tontería ayer. Cuando la Anaiz me vi, me dio un abrazo. Después de la clase, vi la Mila, el Italo y la Pía. Les regalé los Bonbon que había comprado el martes. Ellos se preocuparon mucho por mí. Me dio vergüenza.
En el casino, encontré la Bárbara, la compañera de Fabrizio. Al principio, no la reconocé pero hablamos mucho. Parecía una niña simpática. Después del almuerzo, fui a la sala. Actuamos el ensayo. El profe me pidió que hablara garabatos en chino mandarín. No me gustó este cambio. Además, me tocó un cinco. Ya no quería salir con él.
Fui a la estación de metro con la Laura y la Maca, hablamos hasta se fueron a casa. Llegué a una carnicería y esperé a mi compañera media hora. Compramos carne y después verdura, pescado y frutas en el mercado.
Hicimos plato de pinzón(hot pot)y invitamos las tías a cenar. Comimos mucho. Extraño la gastronomía china. Después de lavar los platos, fui a ducharme y pintarme. Salí de casa con una botella de vino a las 11.
En el camino, algunos niños nos saludaron. Caminamos rápido y llegamos al departamento de los mexicanos. Era una fiesta. Me gustó el Carlos. Es alto, delgado y guapo, con ojos grandes y sonrisa cariñosa. Sin embargo, solo comtemplé la belleza de este chico ya que todo el mundo sabe que no estoy soltera gracias a mi compañera. El Juan también es lindo, con voz baja. Pero es muy tímido y parece un compañero de mi escuela sencundaria. Por eso, elegí el Carlos en el juego. El Mauricio y el Rafael son altos y divertidos. Estaban un poco borracho. El Raudel era el niño que nos invitó. El Erick, se acostó temprano aunque los demás siempre lo molestaron. El Arturo no tomó alcóhol ni jugó a cartas con nosotros. Pero sí estaba educado y inteligente, Sabe Gongfu y le gusta la historia. Aunque me parecía que debíamos irnos porque no tenían mucho entusiasmo. Nos quedamos hasta las cinco. Cuando el Carlos me acompañó a casa, me sentí contenta. Bueno, soy superficial. Me impota mucho la apariencia.
Después de sacar los lentes de contacto y lavar la cara, me acosté con felicidad.
Lloré por una tontería ayer. Cuando la Anaiz me vi, me dio un abrazo. Después de la clase, vi la Mila, el Italo y la Pía. Les regalé los Bonbon que había comprado el martes. Ellos se preocuparon mucho por mí. Me dio vergüenza.
En el casino, encontré la Bárbara, la compañera de Fabrizio. Al principio, no la reconocé pero hablamos mucho. Parecía una niña simpática. Después del almuerzo, fui a la sala. Actuamos el ensayo. El profe me pidió que hablara garabatos en chino mandarín. No me gustó este cambio. Además, me tocó un cinco. Ya no quería salir con él.
Fui a la estación de metro con la Laura y la Maca, hablamos hasta se fueron a casa. Llegué a una carnicería y esperé a mi compañera media hora. Compramos carne y después verdura, pescado y frutas en el mercado.
Hicimos plato de pinzón(hot pot)y invitamos las tías a cenar. Comimos mucho. Extraño la gastronomía china. Después de lavar los platos, fui a ducharme y pintarme. Salí de casa con una botella de vino a las 11.
En el camino, algunos niños nos saludaron. Caminamos rápido y llegamos al departamento de los mexicanos. Era una fiesta. Me gustó el Carlos. Es alto, delgado y guapo, con ojos grandes y sonrisa cariñosa. Sin embargo, solo comtemplé la belleza de este chico ya que todo el mundo sabe que no estoy soltera gracias a mi compañera. El Juan también es lindo, con voz baja. Pero es muy tímido y parece un compañero de mi escuela sencundaria. Por eso, elegí el Carlos en el juego. El Mauricio y el Rafael son altos y divertidos. Estaban un poco borracho. El Raudel era el niño que nos invitó. El Erick, se acostó temprano aunque los demás siempre lo molestaron. El Arturo no tomó alcóhol ni jugó a cartas con nosotros. Pero sí estaba educado y inteligente, Sabe Gongfu y le gusta la historia. Aunque me parecía que debíamos irnos porque no tenían mucho entusiasmo. Nos quedamos hasta las cinco. Cuando el Carlos me acompañó a casa, me sentí contenta. Bueno, soy superficial. Me impota mucho la apariencia.
Después de sacar los lentes de contacto y lavar la cara, me acosté con felicidad.